miércoles, 8 de diciembre de 2010

El asunto Dragó

Soberano de Dragolandia, situado en el centro de Iberia.
Zeus, que se deleita con el rayo, le entregó el cetro y las leyes
para que mirase por sus ciudadanos.
Que tuviera paz y gobernase con la Justicia.
Dragó, caro de los dioses del Olimpo, apartado en su reino se mantuvo.
Hijo del flechador, que con una bella sacerdotisa del templo se unió.
Aquellos mortales que le vieron nacer, de su tierra natal expulsaron a la edad púber.
Recorrió lugares lejanos, tierras prohibidas a los mortales.
Su palabra escrita fué envidiada y tanto más su persona.
Narró los orígenes de su pueblo, sus dioses, héroes, herejes y traidores.
Buscó a los sabios, estudió a los profetas y aprendió la Vía de la verdad.
También amó, se dejó amar y pecó.
Perseguidor de la risueña Afrodita, a la que ilustres dones ofrecía.
Pero de todo aquello que Citerea le ofreció (las sonrisas, el dulce placer, el amor y la dulcura), los mortales le acusaron.
La maldita Eris con sus hijas ahora le persigue.

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